Desde mediados de febrero, y hasta finales del segundo trimestre, hemos iniciado una experiencia en el instituto con el ánimo de que, si es positiva, pueda extenderse al resto del curso.
Con el nombre de “Termómetro de la convivencia” pretendemos un objetivo básico: valorar de manera sencilla e intuitiva la actitud y comportamiento que muestra el alumnado diariamente durante las clases, al objeto de que mejore el clima de aula. Se trata, en definitiva, de un instrumento motivador para conseguir un ambiente de trabajo que favorezca el mejor desarrollo de las clases y en el que todos nos sintamos más a gusto.
La iniciativa -que fue acordada por el ETCP del instituto- se está llevando a cabo en todos los grupos de 1º y 2º de E.S.O. Antes de ponerse en marcha fue perfilada con los tutores y tutoras y presentada también a los delegados y delegadas de los distintos grupos, quienes están colaborando muy activamente en las tareas acordadas.
En síntesis la experiencia, se apoya en un gráfico-cuadrante de tamaño A2 situado en la puerta de cada clase –bien visible- y en el que el delegado/a del grupo añade al término de cada clase una pegatina (verde o roja), de acuerdo a las indicaciones de cada profesor/a. Si en el desarrollo de su clase el alumnado ha mostrado –en términos generales- una actitud y comportamiento positivo, se añade una pegatina verde en la hora correspondiente. En caso contrario será roja. Cuando no haya elementos claros para juzgar una u otra valoración no se pone ninguna pegatina. En ningún caso, la actitud disruptiva de un alumno en concreto será utilizada para valorar al grupo negativamente ya que, como los mismos delegados plantearon “no sería justo”.
El balance final se realizará al terminar el trimestre, y se informará de ello al resto de grupos del centro y a las familias el día de entrega de boletines de notas de la segunda evaluación. El grupo o grupos que hayan conseguido mejor valoración recibirán el reconocimiento social del centro y también un premio simbólico. Los que obtengan valores significativamente negativos, deberán reflexionar sobre las causas que han motivado esta situación y proponer medidas para mejorar el clima del grupo. De acuerdo con las propuestas manifestadas por los delegados, podrán realizar también “tareas en beneficio de la comunidad” (limpieza del aula, participación en campañas especiales…), que serán acordadas con los alumnos y, en su caso, con sus familias.
Con esta experiencia proponemos que la valoración diaria de la actitud y comportamiento de cada clase, pueda aprovecharse como elemento motivador para animar al alumnado de cada grupo a mejorar y a corregir las conductas que hayan podido ocasionar las valoraciones negativas.
En las dos semanas que llevamos trabajando con el “termómetro de la convivencia” la valoración es positiva y algunos grupos están muy motivados. Algunos delegados y delegadas ya han “terminado” la hoja de “pegatinas de puntos verdes” que se les facilitó y que han tenido que reponer… lo que sin duda es una buena señal de que –al menos en esos grupos- hay buen ambiente que es, en definitiva, lo que pretendemos.
Las fotografías que acompañan este reportaje muestran algunos de los cuadros de los distintos grupos.
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