Eso es lo que publica hoy el diario EL PAIS, en un artículo en el que se señala que el porcentaje de aprobado pasa del 85% al 89% en 2010.
“Nunca ha habido un porcentaje tan alto de alumnos aprobados en la Selectividad como con el que se estrenó el año pasado. Fueron casi nueve de cada 10 (el 89%) los bachilleres que superaron el examen de junio y septiembre, 3,5 puntos más que el año anterior y la cifra más alta registrada nunca. Si en junio el salto ha sido de dos puntos respecto al año anterior (del 91% al 93%), en septiembre ha sido de ocho: del 66% al 74%.
La parte obligatoria del proceso consta ahora de dos exámenes menos
¿Qué significa eso? Para el sociólogo de la Complutense Rafael Feito (que recuerda que ese porcentaje ha sido subiendo a lo largo de los años), es una buena noticia que dice que el sistema educativo español es más exigente de lo que generalmente se cree, y que alumnos y familias le van dando más importancia a la formación, sobre todo en tiempos de crisis. Sin embargo, dice, también "es posible que cada vez seamos más eficaces en la conversión de 2º de Bachillerato en una suerte de academia para preparar Selectividad". Y "esto sería especialmente triste", añade.
Para otros, las pruebas han perdido parte de su sentido, el que se refiere a la comprobación de un mínimo de conocimientos y madurez antes de llegar a los campus. Así, ya solo sirve como "mecanismo de ordenación por notas para el acceso a los estudios más demandados y con mayor límite de plazas (Medicina, por ejemplo)", dice el expresidente de los rectores Juan Vázquez. Y coincide el presidente de la asociación estatal de directores de colegios e institutos públicos (Fedadi), José Antonio Martínez.
También lo admite implícitamente el director general de FP del Ministerio de Educación, Miguel Soler, cuando señala que la valoración del nivel general se hace realmente antes -"Si un alumno aprueba Matemáticas en Bachillerato, ¿por qué no iba a aprobar en Selectividad", dice- y, además, asegura que ya esperaba un aumento de aprobados porque con la nueva Selectividad "la parte común se reduce". Es decir, que hay más facilidades.
Las nuevas pruebas estrenadas el año pasado constan de dos partes: una obligatoria, la común, que marca acceder o no, y otra optativa para subir nota. Esa parte común tiene dos exámenes menos que antes (de seis o siete a cuatro o cinco en las autonomías con lengua cooficial). La única dificultad añadida del nuevo examen llega el año que viene: una prueba oral de idioma extranjero.
"No sé si es que las pruebas se han ido haciendo más fáciles o que subconscientemente ha ido actuando la necesidad de las universidades de atraer a más estudiantes", reflexiona Juan Vázquez. Desde principios de siglo, el alumnado universitario ha ido menguando mientras las universidades seguían creciendo: de tal manera que desde hace años parece claro que sobra oferta o faltan estudiantes. Y no parece que los aumentos de aprobados en Selectividad (Más de 185.000; 10.000 alumnos más que el año pasado y 20.000 más que hace dos) vayan a revertir de momento la situación.
Tampoco si se suman los aumentos generales de alumnado nuevo, que el ministerio calcula en unos 38.000 más. En la Selectividad para mayores de 25 años el porcentaje de aprobados también ha hecho récord, con el 60%, esto es 18.600 aprobados, 4.000 más que el año anterior. Además, hay que sumar los que empiezan una segunda carrera, extranjeros y, sobre todo, los titulados de FP superior (hace falta el Bachillerato para acceder) que tienen acceso directo a la Universidad. Estos últimos se asume que han crecido -aunque aún no hay cifras-, ya que desde el año pasado ya no se atienen a un cupo cerrado de plazas en cada carrera, sino que compiten con su nota del módulo profesional con el resto.
De ese modo, la parte opcional de la Selectividad parece la realmente significativa, pues marca esa ordenación por nota para entrar a las carreras más demandas: son dos exámenes que pueden subir hasta cuatro puntos extra (por eso, la nota máxima ya no es 10, sino 14).