Realizar cada día las tareas, repasar, estudiar... son actividades escolares que requieren un trabajo constante salpicado de pequeñas renuncias que sólo encuentran recompensa a medio plazo en forma de asignaturas y cursos aprobados o, llegado el caso, de títulos. Por eso, estudiar no es una tarea fácil o “divertida” sino que nos exige un esfuerzo continuado: lo que antes, de manera más trágica, se llamaba “sacrificarse”. A mi me gusta más otra expresión: ser responsable.
Pero aunque estudiar no sea divertido puede ser gratificante y puede darnos muchas satisfacciones.
Para ello debemos tener actitudes positivas, contar con condiciones favorables y utilizar un método adecuado. Será preciso también organizar cada día las sesiones de estudio dedicando tiempo suficiente (al menos dos horas en la E.S.O.), planificando tareas y repasos y preparando los trabajos y exámenes con tiempo suficiente. Para todo ello puede ser muy útil elaborar un horario semanal y utilizar diariamente la Agenda Escolar.
Como en las dietas de adelgazamiento, en el estudio hay que ser constante, no hay “recetas milagrosas”. De nada sirven los “atracones” el día antes del examen, las tareas hechas de mala gana, los trabajos que terminamos deprisa y corriendo la noche antes de entregarlos...
Para evitar la acumulación de materia de estudio y los disgustos de última hora, es preciso organizarse y trabajar cada tarde, realizando las tareas para el día o días siguientes y avanzando en los trabajos previstos a medio plazo. Sólo si es constante se conseguirá crear hábitos y se aceptará el estudio como una obligación que es necesario asumir para aprender nuevas cosas y, lo que es más importante aún, para mejorar como personas.
En próximas entradas iremos dando pistas para "estudiar mejor".
No hay comentarios:
Publicar un comentario