Con este llamativo título, el DIARIO EL MUNDO, publicaba hace un tiempo un interesante artículo en el que se analizan los riesgos de internet para los niños y jóvenes y los derivados del mal uso de las redes sociales. Dado que sigue siendo muy actual, recomendamos su lectura a los padres y al profesorado. De la misma manera, trabajamos en clase con los alumnos en las tutorías las recomendaciones más importantes que se derivan de este informe. Incluimos a continuación los aspectos más relevantes del mismo :
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA PROTEGER A NUESTROS HIJOS?
1. Nos guste o no, tenemos que ser padres tecnológicos: no podemos estar desconectados y debemos acompañar a nuestro hijo desde el momento de la compra del smartphone, cuando se baja aplicaciones y cuando crea sus perfiles en redes sociales.
2. Debemos establecer unas normas básicas de seguridad: crear un código de acceso al teléfono, conocer con detalle las aplicaciones que se instala, las condiciones de esas aplicaciones y la edad mínima para utilizarlas. Importante es, también, crear una contraseña segura que vayamos cambiando de forma periódica. Y, por supuesto, instalar todos los programas de gestión parental y de seguridad oportunos.
3. Fijar con los menores unas normas por escrito de uso de la nueva tecnología: para ello la Policía ha creado un contrato tipo que los padres podemos firmar con nuestros hijos y que incluye nuestro compromiso de "respetar su intimidad con amigos reales dejándoles espacio para hablar de sus temas siempre que lo hagan con respeto". Nuestros hijos deberán "asumir que, hasta que no sean mayores, sus padres conocerán siempre los códigos, contraseñas de su teléfono y su mail, juegos, fotos, vídeos y apps... para su posible supervisión". Además, se establecen unos horarios para evitar que los menores estén hiperconectados y se puntualiza la edad mínima para usar determinadas redes sociales. "Algunas de ellas (Facebook, Twitter, Instagram...), como otras plataformas online, tienen marcadas una edad mínima (13 ó 14) por algo: o esperas a tenerla... o deberías compartir ese perfil con alguno de tus padres...", dice literalmente la Policía Nacional, que también pone sobre la mesa cuestiones tan evidentes como que el menor no debe agregar en sus relaciones online a nadie que no conozca en la vida real.
Parece obvio pero no lo es tanto si contamos el número de amigos que tiene nuestro hijo en Facebook. Algunos, hasta más de 200. ¿De verdad son 200 las personas en las que confía y las que conocen casi al minuto dónde está y con quién se está divirtiendo?
4. Inculcar la importancia del respeto en la Red: nuestros hijos tienen que comportarse en el mundo virtual de la misma manera que en la vida real: con respeto. Deben conocer, además, que está prohibido circular imágenes íntimas de otros sin su permiso, insultar, faltar al respecto y, por supuesto, chantajear. Es decir, la educación es la clave para que no se conviertan en potenciales acosados o acosadores. "El nuevo usuario se compromete a no utilizar internet o el móvil para acosar, humillar, ofender o molestar a ningún compañero de clase, vecino o conocido. Y no será cómplice de esas acciones de ciberacoso, ni por reenviar, ni con su silencio: pedirá a sus contactos ese mismo respeto para todos", dice literalmente el contrato que ha elaborado la Policía Nacional para fomentar el buen uso de las redes sociales.
5. Los menores deben conocer la importancia de proteger su intimidad: no se pueden dar detalles íntimos sobre su vida ni enviar documentos que puedan poner en peligro su integridad. Según el informe de Save the Children, entre las conductas de acoso más frecuentes se encuentran: la difusión de falsos rumores, el retoque de fotos de terceros, el piratear otras cuentas en redes sociales o el robo por identidad.
6. Los padres tienen que saber qué hacen y qué ven sus hijos en internet. Para ello, se instalarán los filtros parentales oportunos y se repasará el historial de navegación. Además, debemos revisar con los menores las fotos y vídeos que tienen en su aparato móvil y los documentos que se comparten. Si alguno de ellos puede ser perjudicial para ellos ahora o en el futuro, la Policía recomienda borrarlo. También podemos comprobar con los menores los comentarios y fotografías de otros perfiles que han añadido al suyo y preguntarles si cuentan con su autorización. Hay que explicarles lo peligroso que es el ciberacoso para que ni lo hagan, ni lo permitan.
La revolución tecnológica es imparable y nuestros hijos ya se han subido a ella. Es nuestro deber acompañarles en este camino, educarles y explicarles los peligros a los que se enfrentan. El mundo virtual puede ser tan dañino o más que el real si no anticipamos y prevenimos comportamientos que, claramente, rechazaríamos en nuestro día a día pero que en las redes sociales se vuelven impunes gracias al anonimato. Nadie está a salvo de ser víctima del ciberacoso, pero sí de tener las herramientas básicas para detectarlo, denunciarlo y librarse de él.
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